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Trabajos de restauración, vistos en detalle. |
Cual si se tratara de caras de Bélmez, en ocasiones salen a flote rostros desconocidos durante la restauración de algunos cuadros. Aunque podemos servirnos de técnicas como la radiografía o la fotografía infrarroja para tales descubrimientos, a menudo éstos nos sorprenden sin haber hecho una investigación previa. Un ejemplo puede ser ésta pintura oval de una anciana (cilck en cada imagen para aumentarla), en que, a diferencia de las mariposillas del caso expuesto en el anterior post, ocultaba algo menos alegre. Un grueso barniz sintético, de tipo vinílico, la cubría, y tras la adición de bordes perimetrales, dado que la tela se encontró recortada y pegada sobre un contrachapado, se fijó a un bastidor y procedió a su limpieza. Distintas catas a diversa profundidad revelaron algo inesperado: La limpieza mecánica para retirar el barniz, unida a la química para retirar la suciedad de la capa pictórica, dejó a la vista algo de aspecto engañoso. Está claro lo que parece. Pero no seré yo quien lo diga. Se decidió seguir adelante, el dueño tenía curiosidad, y nosotros también. Para tenerlo más claro, imagen volteada: Bajo la anciana de negro, un señor con bigote.
Es más frecuente de lo que podría pensarse el hecho de encontrar lienzos reutilizados por el artista o repintes procedentes de una restauración que enmascaran partes del original y, a veces, el cuadro completo. No pocas veces me he encontrado con éste tipo de dilema. Iré desgranando en el blog los más espectaculares o curiosos, y empezaré con ésta entrada con uno de un pintor que curiosamente tiene nombre de calle ;) Llegó al taller ésta pintura de Mariano Fortuny, fechada en 1862, una época en que el autor, efectivamente, andaba pintando odaliscas influenciado por su estancia en Marruecos. El cuadro se halla reentelado a la cera (!) y retocado para cubrir numerosas pérdidas. Llama la atención el hecho de que la firma se sitúe ENCIMA de éstos repintes: Lo que no es un problema de autoría, dado que el cuadro fue autentificado por la viuda del artista y sus descendientes. Queda el enigma de si fué el mismo pintor quien lo firmó tras su restauración, o fueron sus herederos. El caso es que estos repintes cubren ampliamente partes originales de la zona inferior y central de la obra. Tras su eliminación, éste fue el resultado: Aparte de la muy distinta lectura de los colores de la obra, distorsionados por un barniz oscurecido y amarillento que fué retirado, vemos cómo toda la parte inferior había sido reinterpretada con dudoso éxito: Pero sin duda, lo más curioso es el enmascaramiento de dos mariposas en la parte central: ¿Fué el restaurador quién consideró éstos lepidópteros demasiado moñas y los ocultó, o fue arrepentimiento de los herederos del autor? Un pentimento del autor queda descartado, dada la diferente técnica y el tiempo transcurrido entre la ejecución de la obra y la intervención de reentelado y reintegración. ¿Dejarlas a la vista o volver a enmascararlas? Ambas opciones se ofrecieron a los propietarios y las mariposillas quedaron finalmente a la luz. Personalmente creo que contribuyen muy positivamente a la composición.
En breve, una nueva entrada sobre repintes, en éste caso, mucho más inquietante..... |