BLOG |
Trabajos de restauración, vistos en detalle. |
Un retrato de primera época del maestro con una serie de particularidades: Un muy grueso barniz (bastante reciente) que embota la pincelada y deja el cuadro "acharolado" -como decían los restauradores del siglo XIX-. Unas catas nos muestran que es muy fácil de rebajar y descubren las huellas del pincel. La obra, en contra de lo que pudiera parecer en un principio no es óleo sobre lienzo, sino sobre papel; y éste, a su vez, adherido a un lienzo. En los bordes, unas tiras de papel coloreado rematan y disimulan esa unión. Una vez eliminado el barniz y los retoques recientes, se nos muestra el verdadero alcance de los daños: faltas de pintura puntuales y, sobre todo, una quemadura de cigarrilo en el único ojo visible de la modelo. Microampollas por quemaduras y faltas de pintura en un pequño círculo del diámetro correcto, que se encuentra en el mismo centro del ojo. No podemos imaginar las circunstancias de algo así, pero es una acción muy lamentable por parte del fumador iconoclasta. El cuadro ya ha sufrido varias restauraciones y limpiezas a lo largo de éstos 130 años, pero, muy astutamente, todas ellas han evitado la zona de la firma, y la encontramos rodeada de un halo de barnices amarillentos.
|